lunes, 14 de enero de 2013

El improbable efecto Proust: Diario


alt="un diario"

La Náusea, Jean Paul Sartre.
Antoine Roquentin, Diario :
“Lo mejor sería escribir los hechos cotidianamente. Llevar un diario para comprenderlos. No dejar escapar los matices, los hechos menudos, aunque parezcan fruslerías, y sobre todo clasificarlos. Es preciso decir cómo veo esta mesa, la calle, la gente, mi paquete de tabaco, ya que es esto lo que ha cambiado. Es preciso determinar exactamente el alcance y la naturaleza de este cambio.
Por ejemplo, ésta es una caja de cartón que contiene mi frasco de tinta. Habría que tratar de decir cómo la veía y cómo la*     ahora. ¡Bueno! Es un paralelepípedo rectángulo; se recorta sobre……, es estúpido, no hay nada que decir. Eso es lo que hay que evitar, no hay que introducir nada extraño donde no lo hay. Pienso que éste es el peligro de llevar un diario: se exagera todo, uno está al acecho, forzando continuamente la verdad.”
Muy didácticas las líneas eh?...espero no caer en eso, aunque siempre habrán hechos, personajes, momentos a los que es preciso -para otros: ineludible- darles, al instante de pergeñarlos en el papel (virtual), un plus durante la escritura; por lo demás, siempre el simple acto de escribir un diario, por más que uno intente ser, digamos: objetivo, existen elementos subjetivos que se filtran consciente o inconscientemente en lo escrito. Y para mí podría ser interesante suscitar en un (im)probable lector cosas que quizás nunca intentaba decir al momento de la redacción. Eso es saludable y muy joroschó, porque entonces se inicia otra etapa, aquella que llaman feedback. Y aquí el (im)probable lector enriquece al que escribe. Llevar un Diario y, además, público, podría ser azaroso y desde -ya me siento pudibundo- luego uno podría ponerse en la mira…fuck off  Me interesan muchos temas, aunque espero no esparcirme demasiado (sabio consejo de un amigo).
 Espero en algún feliz momento -aquí el azar es necesario- al oír, oler o saborear algo me asalte de súbito lo que me gusta llamar “el efecto Proust”: hay recuerdos y recuerdos, muchos de ellos yacen como sedimento en lo más profundo de nuestra memoria, es imposible traerlos a la superficie concientemente, únicamente los sabores, los olores y la música pueden, o mejor dicho, podrían hacerlo pero en circunstancias únicas e irrepetibles; o, lo más cierto: nunca. Llevar un diario invocando aquellos recuerdos, entrelazarlos con lo actual y cotidiano e intentar sacar alguna lúcida moraleja (qué ambicioso eh?) será algo así como mi botella al mar. Ojalá llegue a buena playa y a manos de quien quiera leer a este náufrago epicúreo…

2 comentarios:

  1. Saludos n{aufrago epicúreo y proustiano, bienvenido a la blogósfera.

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    1. Bueno náufrago y epicúreo lo soy, proustiano no tanto aunque ese pasaje del té de tilo con el bollo de magdalena y sus efectos siempre me parecieron por demás interesantes, ya luego descubrí que los olores y la música pueden también producir esos efectos...gracias por la bienvenida Eva de Louis !

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