sábado, 22 de febrero de 2014

El diario del liberalismo en el Perú



“La política y la suerte de la raza humana están formadas por hombres sin ideas y sin grandeza. Aquellos  que tienen grandeza dentro de sí mismos no hacen la política” Albert Camus.

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Cuando los hermanos se encuentran.
Y pensar que todo comenzó así: El alanismo, con notorios y seductores bríos, había tomado la posta al aprismo. Alan inició su irresponsable enfrentamiento con la casta bancaria; aún tenía -pensó- embriagada a las muchedumbres con sus  gestos carismáticos y su verbo mesiánico, aún creía en convertirse en el gran líder latinoamericano ante el FMI, Alan García Pérez el pichón del verdadero líder natural del APRA Víctor Raúl Haya de la Torre, se rodeó de cortesanos a todo nivel. Fiel a sus inclinaciones francófilas, pensó: Soy el rey sol. Pero la realidad era otra y él nos hizo transitar a diario por ese purgatorio largo y sombrío, penoso e insufrible. Nos convirtió en perro muerteros y parias mundiales. La  desazón y la incertidumbre dieron paso al oportunismo de un ignoto personaje surgido del olvido que despotricaba de los partidos tradicionales.

 En medio de la barca que naufragaba el pichón tuvo la suficiente “lucidez” y los maquiavélicos arrestos, teniendo como botín al estado infestado de compañeros, de aceitar –a diario- la maquinaria agonizante contra la candidatura de Mario Vargas Llosa para apoyar la del advenedizo japonés y así evitar y entrampar cualquier posible investigación seria a su maloliente quinquenio.  García Pérez se fugó fungiendo de perseguido político hasta París llevándose a rastras su larga y pesada sombra de corrupto.

Aquí, entre nosotros, ¡oh desgracia la nuestra!, se adhirió al poder una lapa mafiosa con actitudes mesiánicas quienes trajeron consigo una versión trastocada del neo liberalismo. Cómo será de miserable nuestra política que muchos de los que acompañaron a Vargas Llosa en sus ideales neo liberales terminaron abrazando, con más fervor, la chamuchina de Honradez, Tecnología y Trabajo; una versión furibunda, oscura y grosera del neo liberalismo (Berlin -IsaiahBerlin-  es uno de los más importantes pensadores políticos de nuestro tiempo y uno de los pocos cuya obra deslinda con perfecta y sistemática coherencia el liberalismo recortado y sectario de quienes lo entienden como una exclusiva doctrina económica de defensa del mercado, de quienes, como él mismo, ven en él una doctrina en la que la tolerancia, la coexistencia política, los derechos humanos, el espíritu crítico, la cultura y la fiscalización del poder son tan importantes como la propiedad privada y la economía de mercado para estimular el progreso social.  Mario Vargas Llosa). 

Luego, todo es reciente y harto conocido, nuevamente la realidad se mostró tal cual: no éramos los tigres económicos de Latinoamérica, tampoco un país con futuro, seguíamos siendo un país primario exportador, dependiente de los cambiantes precios internacionales de nuestros no renovables recursos naturales. Otra vez estábamos a la deriva: la incertidumbre, la recesión, la corrupción pantagruélico, un diario espectáculo, nos tenían sitiados.

 El  mesías aquel fue elevado a los cielos japoneses, descendió al infierno y ahora su jauría clama por su regreso para continuar llevando su evangelio neoliberal. ¿Qué estaremos pagando? El pichón alanista nos sonríe de nuevo, dice sentirse tentado de “retomar la lucha”, “cabalgar a rocinante”, pues solo él es capaz  de ver lo que necesitan y piden los peruanos; la Puka Fujimori reclama ufana una reivindicación, y el sistema viene alineando sus fuerzas… ¡22 años bajo un régimen con una constitución espuria nacida de un golpe! Vivimos bajo un régimen fortalecido que ha criminalizado la protesta legítima de quienes no nos sentimos ciudadanos de segunda categoría, ni perros del hortelano y menos aún nos engañamos con los cantos del cambio responsable. Un sistema que intenta idiotizarnos, a diario, con una televisión saltimbanqui, escupidora de sangre. Una prensa con collar y que muestra los dientes ante cualquier intento de izquierda.

A siete años de celebrar el Bicentenario, cuando debiera ser un diario quehacer el dejar atrás algunas taras pertinaces en lo político, social y económico; aún continuamos sumergidos en la nimiedad, la crispación y en una sensación enfermiza de estancamiento. Se acercan las elecciones generales y, es una lástima, al parecer, nuevamente, votaremos en contra de alguien y el que “triunfe” continuará llevando las riendas del paraíso de la derecha y de los grupos de poder económico.



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